Aún no aparece en los libros y clases de las universidades, no figura tampoco dentro de las clasificaciones y estadísticas de la OMT, y los medios masivos de comunicación no parecen tomarlo en cuenta, sin embargo, es cada vez más una posibilidad. Por supuesto, no es lo mismo poder tocar el agua del mar o tener la obra de arte frente a frente que ver el oleaje y la textura de una pintura desde un monitor. No es lo mismo. Pero, ello no quita que no sea un práctica turística. Virtual, pero turística al fin.
“Parece que el turismo ideal es el virtual... vivimos un exceso o sobre dimensión del espacio: el turista intenta ver sólo los lugares “importantes”, definidos en las guías por medio de metáforas y adjetivos admirativos, y en el menor tiempo posible. Como si pasara velozmente por un túnel, el desplazamiento se produce de forma compulsiva de un punto a otro, sin conocer los espacios intermedios, aquellos que las guías explícita o implícitamente le recomiendan “no visitar” (Lagunas
Arias, 2008).
Además, este tipo de turismo nos permitirá recorrer sitios del pasado o conocer atractivos que no son accesibles de manera física. Puede ser una alternativa económica, no invasiva y hasta útil para realizar recorridos previos y decidirnos qué destino visitar físicamente.
Miguel Ledhesma
El tema lo plantea Molina en su libro Posturismo, lo vengo trabajando hace algunos años en mis clases