La Aripuca es un emprendimiento Agro-Eco-Turístico familiar construido a base de árboles rescatados, inspirado en una típica trampa de los pueblos guaraníes. ''La Aripuca'' se impone con sus 17 metros de altura y más de 500 mil kilos de peso distribuidos en treinta especies nativas de la Selva Misionera.
Se encuentra ubicada a 300 metros de la Ruta Nacional 12, en el Km 4 y medio de la ciudad de Puerto Iguazú, Provincia de Misiones, República Argentina.
La Aripuca esconde en cada rincón, la historia de una familia, de los sueños y del amor apasionado que sienten por la naturaleza. Todo arrancó corriendo los años ochenta cuando, con sus 3 hijas aún pequeñas, la familia Waidelich - Sommerfeld viaja desde su ciudad natal, Montecarlo (Misiones, Argentina), para habitar la denominada ''Colonización Andresito'', una naciente localidad de la provincia de Misiones ubicada en lo más profundo de la selva virgen Misionera y alejada unos 50 kilómetros de las Cataratas del Iguazú.
Esta localidad se abría a los interesados en explorar nuevas tierras y abrió los horizontes de la familia que buscaba continuar con la tradición de la actividad agrícola/ganadera. Tiempo después, buscando concretar el objetivo trazado de seguir trabajando la tierra, adquirieron una chacra la cual denominaron ''Los Cedritos'' por la cantidad de ejemplares de esa especie que allí se encontraban. Fue en ese lugar donde iniciaron las actividades agrícola/ganaderas típicas de la región pero siempre buscando técnicas alternativas de producción dejando de lado el manejo de la tierra -propia de la época- que llevaba a los productores de la zona a limpiar la selva a fuego y hacha, para luego dedicarse al monocultivo (en general Yerba o Tabaco). Ellos en cambio, eligieron dejar en pie a los grandes árboles para que custodien la plantación de yerba nativa y el ganado el cual era criado bajo el monte.
Estas técnicas alternativas e innovadoras en su época despertaron el interés de estudiantes universitarios y especialistas de todas las áreas y posteriormente de turistas quienes buscaban conocer no solo como se trabajaba sino también los frutos y productos elaborados desde la rica tierra misionera. Fue así como sin quererlo, se vieron inmersos un importantísimo compromiso que excedía las tareas productivas: mostrar lo que tenían y sobre todo, lo que estaban perdiendo. Este nuevo compromiso, impulsado además por la cada vez más constante tala indiscriminada de centenarios árboles que morían a manos de productores vecinos, llamó a la acción y a centrar mucho más las tareas de la chacra en mostrar lo que estaba pasando y a planificar acciones para protegerlo: Así fue que empezó, sin nadie percibirlo y sin un nombre todavía, la colección de los gigantes de la selva con la adquisición de lo que en algún momento fue el más grande Timbó de la provincia de Misiones, ejemplar del que aún hoy se encuentran restos en el centro de la ciudad misionera de Andresito. Meses más adelante, después de haber visualizado una y otra alternativa, surgió la idea que da vida hoy a ''La Aripuca''.
¿Qué es una aripuca?
La trampa original, muy utilizada incluso hoy día por los pueblos guaraníes, está compuesta de pequeñas ramitas unidas en forma de pirámide conectadas a un mecanismo muy sencillo pero efectivo, donde al ingresar la presa a la trampa y pisar una de las ramitas del mecanismo, la misma se cierra atrapando al animal. La característica más singular de esta trampa y medio de captura, es que la presa no sufre ningún tipo de daño al ser capturada, y lo más importante aún, permite al capturador liberarla si considera que la misma no es adecuada (es muy chica, es una presa que está preñada o no es apta para su consumo). Teniendo en cuenta esto, fue construida La Aripuca, tratando de explicarnos que estamos caminando hacia la trampa, pero todavía hay una oportunidad para sobrevivir. De allí la frase conocida “no pisar el palito”.
Si bien los troncos utilizados corresponden a especies protegidas y en algunos casos en peligro de extinción a causa del desmonte y la tala indiscriminada, ninguno de los árboles utilizados en la construcción fue cortado para este fin.
Muchos de los árboles fueron comprados en aserraderos donde estaban a punto de convertirse en tablones y desaparecer, junto con su historia, en muebles y otras aplicaciones. Otros se recuperaron de chacras donde habían sido tumbados por tormentas o estaban muertos de pie por la acción de un rayo o porque ya habían cumplido su ciclo vital.
De esta manera, intentaron transformar una destrucción total o parcial de ese árbol en una herramienta para crear conciencia.
Algunas imágenes hablan por sí mismas, por lo cual las colocamos debajo de la nota para que puedan apreciar las dimensiones de la aripuca y la gente caminando por debajo y la planta de yerba mate, especialmente cuidada para que puedan verla antes de la elaboración de la yerba.
En el lugar hay un restaurante donde se puede comprar el helado hecho de yerba mate ó pétalos de flor de Rosella. Además de jugos y licuados naturales elaborados en el momento o el innovador mate instantáneo (soluble) frío o caliente con chipitas o sándwiches de pan casero como recién hecho, y varias artesanías típicas de la zona, desde mesas y sillas de madera hasta jarrones y ropa, mates y recuerdos.
También hay una pequeña comunidad guaraní, cantando y mostrando su destreza con el arco y la flecha, que después pueden adquirir los turistas para llevarse como recuerdo.
El horario es de 9 a 18 de lunes a domingo.
Silvia M. Vázquez
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