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Moisés Álvarez Marín y el compromiso de proteger la historia de Cartagena de Indias

En el Museo Histórico Cartagena de Indias (MUHCA), encontramos a la persona sobre cuyos hombros reposa la gran responsabilidad de salvaguardar la valiosa información que constituye el alma de la ciudad, como es su historia misma, y que es mantenida en una forma acorde a grandes museos del mundo para estar disponible a quienes quieren conocer más a fondo el encanto y la magia de la ciudad colombiana, también conocida como el “Corralito de Piedra”.


Se trata de Moisés Álvarez Marín. Su vida transcurre en un lugar lleno no sólo de la riquísima historia de la ciudad, sino que a su alrededor se conjuga un ambiente que transporta a los inicios de la ciudad y que se ha desarrollado en un conjunto patrimonial, compuesto por varias casas de la época, en donde se reúne además el Archivo Histórico de la ciudad y la sede donde funcionó el Palacio de la inquisición.

En medio de este ambiente tan especial, mientras recorremos el lugar, quisimos conocer un poco más de su vida y momentos que aquí les compartimos:


¿Hace cuantos años estás al frente del museo?

Desde el año 2000, cuando varias instituciones locales y nacionales, movidas por un grupo de personas de buena voluntad, iniciamos la recuperación del Museo, luego de un período de crisis en que había perdido la mayor parte de su colección y el edificio (Palacio de la Inquisición) se había sumido en un deterioro profundo. El Museo fue fundado en 1924, es decir que en 2024 cumplió cien años de presencia en la vida cultural de la ciudad y del caribe colombiano. Antes del Museo, desde 1984 he tenido la responsabilidad del Archivo Histórico.


¿Cómo nace en ti ese gusto por los temas históricos?

Fue una enorme influencia de mi padre, un cartagenero de pura cepa, que vivió muchos años en Aracataca, donde nací y transcurrieron mis primeros años de vida. Fue tanta su devoción por la historia de Cartagena, que en Aracataca estableció y sostuvo durante más de cuarenta años la Escuela de Primaria Once de Noviembre. Más tarde, luego de haber cursado estudios en Medellín y Bogotá, en Cartagena tuve la otra gran influencia del historiador Eduardo Lemaitre, mi gran Maestro.

 

¿Qué formación has necesitado para tener en tus manos un lugar como este?

Mis estudios básicos fueron las Ciencias Sociales, con especializaciones posteriores en Archivística y Museología, especialmente en España.


¿Qué características personales crees que debe tener quien desempeña este cargo?

Es una combinación entre el conocimiento de la historia y el patrimonio, con un dominio amplio de la administración pública, buen manejo de las relaciones con los actores políticos, empresariales, sociales y culturales de la ciudad, la región y el país y la suficiente capacidad de gestión y liderazgo para generar confianza y conciencia sobre el Museo y la actividad cultural.


¿Cuál ha sido tu recorrido profesional en la organización?

Muy simple y sencillo: a punta de dedicación, preparación y visión. Con los años pude pasar de aprendiz a dirigir, durante casi cuarenta años de servicios. Seguramente mi sucesor o sucesora la tendrán más difícil por las exigencias académicas y de experiencia que en la actualidad tiene la vida pública, pero a estas alturas tenemos profesionales altamente formados que bien pueden asumir ese liderazgo.


¿Se han seguido descubriendo aspectos, personajes u objetos en los últimos años?

El trabajo de los Museos es una experiencia formidable en la que todos los días descubrimos o redescubrimos muchas realidades del pasado, simbolizadas en los objetos, para trasmitirlas a nuestros públicos como aportes esenciales de la Memoria para entender su presente e iluminar el camino de su futuro.


¿Cómo es la relación del museo con la comunidad local?

A través del Programa de Formación de Públicos (como llamamos a nuestro programa educativo, que tiene a su cargo la Historiadora Lorena Guerrero), el Museo mantiene un diálogo permanente con todos los actores sociales (instituciones educativas, comunidades), a las que ofrece una nutrida agenda cultural de visitas pedagógicas, exposiciones temporales, conversatorios y de eventos culturales todo el año.


¿Cuál es la sección que más interés genera en los visitantes?

Más que una sección, la actividad que más atrae a nuestros públicos es el último Domingo Gratis de cada mes, que siempre tiene como tema central un hito cultural: el de finales de octubre, por ejemplo, estará dedicado a la tradición del Ángeles somos y el de Noviembre a la Independencia.

 

¿Hay alguna sección que sea tu favorita? ¿Por qué?

Todos los rincones del Museo tienen su encanto, así que todos son favoritos.  Por ser las últimas que se han renovado, destacamos las Salas de Inquisición, Derechos Humanos y Convivencia y las Salas de Independencia.


¿Un lugar como éste es autosostenible, o cuenta con apoyos del gobierno?

Aunque en otras latitudes como en Europa y Estados Unidos hay Museos icónicos que son autosuficientes, en Colombia nos toca, como dice el refrán popular, ¨tirar mucho canalete¨ todavía para lograrlo. En nuestro caso, asumimos esa responsabilidad en 2010 cuando la administración distrital de Cartagena le confirió su actual estatus como Corporación pública y en 2019 habíamos alcanzado un nivel muy satisfactorio, gracias a la gestión de alianzas ante los sectores públicos y privados. Buena parte de esa sostenibilidad la constituye la actividad turística. Pero sobrevino la crisis de la pandemia y el Museo quedó afectado, en cuya lenta recuperación nos hemos dedicado en los años recientes. Por fortuna en la actual administración distrital que encabeza el alcalde Dumek Turbay, por primera vez el Museo ha sido insertado en el Plan de Desarrollo, lo que garantiza un importante soporte para lograr su sostenibilidad en los próximos tres años.


¿Por qué recomendarías a otras personas ser historiadores o vincularse al mundo de los museos?

Porque los Museos son una ventana abierta al mundo, que nos permite mostrar a propios y a visitantes la riqueza de nuestro patrimonio y de nuestra cultura y son fuentes supremas que alimentan nuestra identidad. Pero también porque los Museos nos permiten entrar en contacto con los valores universales del arte y la cultura. Así que son importantes espacios de diálogo y de encuentro entre todos los actores de la sociedad, en torno a su memoria.


Y así, teniendo al fondo el sonido de los tambores que acompañan los frenéticos bailes de grupos locales que se ubican todas las tardes en el Parque de Bolívar, en uno de cuyos lados está el museo, finalizamos esta conversación con gratitud y con la promesa de encontrarnos nuevamente en una de las próximas veladas culturales que se llevan a cabo una vez al mes.


ROSARIO ORTIZ CONDE

OMPT - Colombia




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