Los pequeños y medianos actores del Turismo, están por desaparecer. Han sido engañados. Por mala acción, desconocimiento u omisión de asociaciones e instituciones como por organismos internacionales y gubernamentales.
El sector turístico lleva asociadamente una sistemática actitud negacionista ante los datos y plazos referidos a la actividad y su reactivación. Todo indica que la actividad turística en Argentina no volverá a funcionar (superar al menos el 50% de los valores interanuales) hasta llegado el verano argentino y la actividad para los guías de turismo urbanos no volverá a tener una demanda razonable antes del próximo invierno 2021. No se trata de tener fe y esperanza, se trata de datos y de experiencias previas alrededor del mundo.
A pesar de ser un sector que está en contacto con información del exterior y tiene relación frecuente con gente y publicaciones de diferentes orígenes la versión globalizada del “no pasa nada, armemos protocolos, capacitaciones para pasar el rato que en menos de lo esperado estaremos en las rutas de nuevo” impulsada por la OMT y todos los Organismos gubernamentales del área (de los países más afectados sanitariamente incluso) ha sido la imperante. Esto tiene un doble efecto, en ningún caso beneficioso para los pequeños actores del turismo, mantiene la moral alta y genera expectativas para el corto plazo. Pero como sabemos, las políticas turísticas globales, no están pensadas para ti, pequeño agenciero de Córdoba o para vos, guía de turismo de Buenos Aires. Están pensadas para asegurar la concentración en grandes empresas y plataformas y para eso es preciso que tus intereses pequeños y particulares, desaparezcan. ¿No lo crees? ¿No lo has visto? Pues fíjate bien, porque seguro están golpeando a la puerta de tu vecino.
¿Qué pasa en realidad y que nos quiere vender el turismo globalizado?
La realidad es alarmante, más del 80% de toda la actividad turística se ha desplomado a nivel mundial. En centros urbanos como Buenos Aires, los números alcanzan el 85% y eso solo porque se han utilizado hoteles como centros de aislamiento para cuarentenas y casos sospechosos de Covid19, por ejemplo.
En todos los lugares donde la actividad turística se ha intentado reanudar, con protocolos y medidas de bioseguridad se ha tenido que volver a fases anteriores de cuidado o restricción. Mallorca como caso paradigmático en Europa, ha sido un estruendoso fracaso silenciado pues la prensa no se anima a hablar mal de la “gallina de los huevos de oro”. Pues de momento, la gallina no viene sirviendo ni para el caldo. Los últimos datos económicos, los informes sobre los turistas alemanes en la isla y los reingresos al país teutón de nuevos casos están haciendo reveer a las autoridades alemanas la posibilidad de suspender los viajes a dicho destino que reabrieron a principios de julio.
Por tanto, sabiendo de la fragilidad del sistema sanitario y reconociendo que el turismo es uno de los grandes riesgos para nuevos contagios, así como fue uno de los principales factores de la diseminación del virus a principios del 2020. En nuestro país será sin dudas la amenaza constante de viajeros pudientes sobre territorios indefensos. Otra muestra más de colonialidad y extractivismo, solo que de bermudas y gorro. Pero dejemos el tema de los riesgos locales y enfoquémonos en el engaño que se ha tendido sobre el sector de pequeños y medianos actores del rubro.
El negacionismo turístico
Quisiera detenerme y analizar porque el sector insiste en negar lo evidente y se empeña en no ver los números, proyecciones y panorama que nos gritan desde los datos y las experiencias fallidas. A nadie le conviene -económicamente hablando- que el sector turístico se encuentre detenido, ni a las empresas, ni a los organismos mundiales que defienden sus intereses, ni a los gobiernos locales, ni a los actores medianos o pequeños que intervienen directa o indirectamente en la actividad. A nadie. Pero ¿quiénes se pueden ver favorecidos por esta situación? Aquellos que puedan gestionar medidas gubernamentales de ayuda y asistencia que les permitan tener paliativos durante la crisis y mayores beneficios una vez pasada la misma.
¿Cómo justifican esas medidas o leyes los estados nacionales? Poniendo el rostro y el ejemplo de los pequeños y medianos actores directos como motivación de sus políticas, pero permitiendo que un insignificante número de ellos acceda efectivamente a las mismas mediante cláusulas y procesos de selección pensado con criterios para que califiquen primero, los actores más grandes. Engañosamente simple.
¿En qué va a derivar todo esto al final del tsunami? En una mayor concentración corporativa y por ende en una menor diversidad de pequeños prestadores autónomos. Grandes portales y plataformas, grandes cadenas y comercializadoras mayoristas obtendrán un manejo mayoritario del mercado, su espalda financiera, su alta competitividad y digitalización sumado a los beneficios gubernamentales (fiscales y de medidas específicas) les habrán permitido no solo reforzar sus posiciones, sino eliminar la molesta e incómoda pequeña competencia. Tendrán a todo el pequeño sector que ha logrado sobrevivir muy debilitado y ellos contarán con mejores sistemas de financiación, mayor experiencia en el manejo virtual y mayor capacidad tecnológica para desarrollar innovaciones o compras de datos y posicionamiento de sus portales que en una futura venta concentrada en el mercado digital, hará que el acceso a la small data sea decisiva.
Como también lo será la obtención de los sellos globales de seguridad que obviamente se realizarán con criterios, cánones y standares difíciles para alcanzar para los pequeños y medianos prestadores. Sin financiación, sin dominio digital y sin sellos de seguridad sanitarios será casi imposible competir. Las regulaciones de la actividad podrán volverse policíacas, derivar en multas y clausuras por no seguir los standares y protocolos establecidos, tengámoslo en cuenta.
Las noticias o los informes que hablan de una pronta reactivación o un restablecimiento de la actividad inminente son una cruel falacia que venimos leyendo en publicaciones locales e internacionales desde el mes de abril. ¿Están mal informados? No, esa es la “bajada” oficial, nacional y global. La fecha de reinicio se va corriendo…como el segundo semestre. Es una promesa de orilla cercana como aliento a que el sector (independiente, autogestivo y emprendedor por naturaleza) siga nadando.
Es decididamente cruel. No hay orilla cercana, no hay reactivación inminente. Su negocio señor agenciero de Córdoba no va a volver a facturar ni un tercio de lo que hizo el año pasado. La cantidad de servicios vos Guía de Buenos Aires estarán contados con los dedos de una mano y las tarifas serán más vergonzosas que nunca por la sobreoferta de postulantes.
¿Reactivación turística?
A nivel local no hay reactivación turística programada ni siquiera en Fase 5, a nivel internacional se prevé una segunda ola de contagios en Europa para principios del mes de Octubre, momento en donde se piensa poder probar una de las vacunas que se han generado, que según los informes más promisorios no llegaría a la Argentina antes de marzo o abril del 2021.
De todas formas en la mejor de las circunstancias posibles, más allá del levantamiento del ASPO, la fase 5, la vacuna y otras condiciones que permitan restablecer el regreso de la circulación interna es imperioso considerar que con las nuevas modalidades de turismo de cercanía, el público local, en general de tipo familiar y con vehículos propios, no va a requerir servicios de guía, lo sabemos por experiencia. Las encuestas indican tampoco va a contratar a través de agencias sino a través de plataformas y portales.
El público local en las nuevas modalidades de turismo de cercanía, rural etc.es en general de tipo familiar y se desplazará con vehículos propios, no va a requerir servicios de guía ni agencias de viajes
Tampoco se reactivará -al menos por este año- el turismo educativo ni estudiantil como así tampoco los viajes de adultos mayores. Por todo esto es urgente que se dé un tratamiento específico de amplio y largo alcance para los pequeños y medianos actores de la actividad turística y que los mismos tomen conciencia de su riesgo y fragilidad, avizorando el panorama completo y no confiando en las informaciones sesgadas, malamente intencionadas y que se abusan de la capacidad de resistir.
Pero para que este baile de ilusiones pueda funcionar es primordial que el pequeño y mediano sector evalúe erróneamente su situación. La desesperación y la angustia generan la necesidad de mentirnos a nosotros mismos para sobrevivir, de creernos ese cuento de hadas de la orilla cercana porque a veces la verdad resulta poco agradable. Y sobre esa fragilidad, juegan las decisiones globales de vendernos futuro sin asegurarnos presente. Es fundamental que los pequeños y numerosos actores no reclamen ayudas a largo plazo ni medidas gubernamentales de cobertura y exenciones tributarias anuales. Como también es imprescindible que no haya medidas de asistencia escalonadas de manera progresiva, donde el pequeño emprendedor o la pequeña agencia reciban mayores asistencias que los grandes actores del mercado y esto contrarreste el proceso de concentración proyectado.
Pequeño o mediano actor del turismo, despierte. Ud. ha sido engañado. El Estado Nacional debe responder de otro modo. De manera solidaria, con medidas progresivas y poniendo a los últimos y más afectados al principio de las listas de las ayudas y beneficios brindados. O los pequeños o medianos actores del turismo reaccionan, o su desaparición es inminente.
Marta Laudani
Muchas gracias por compartirla! Marta.