Una característica de la modernidad ¿o postmodernidad? es que todo puede ser medido cuantitativamente: el rendimiento de un trabajador, la felicidad de las personas, la popularidad y parece que también, el éxito. Y en turismo, si tuvimos muchos turistas, muchas camas ocupadas, muchas ventas en los restaurantes, parece que ¡Nos ha ido de maravillas!
¿Nos ha ido de maravillas? ¿Todo se resume a cantidades? ¿Todo es posible de ser medido? ¿Queremos vivir nuestras vidas midiendo? ¿Es el éxito el objetivo de nuestras acciones? ¿Es el dinero a recibir lo que guía nuestras acciones? Siempre pregunto en las conferencias de las que participo: ¿Es la cantidad de dinero que recibimos como salario la que define nuestra felicidad? ¿Podemos reducir todo a una cifra mensual? ¿Entonces por qué reducimos el turismo a variables numéricas?
Además, debemos ser conscientes de que los números pueden mentirnos: “Según recientes estadísticas, de cada tres niños que nacen en el mundo, dos son chinos” (Excepto en China donde los tres son chinos).
Ejemplos que publican organismos de gobierno ligados al turismo y medios de comunicación:
La ocupación hotelera fue del %90.
Los turistas gastaron $1.317 millones durante el fin de semana largo.
Turismo receptivo se duplica en 10 años, 6 son los destinos preferidos.
El PIB turístico crece un 2,9%.
El alquiler vacacional genera 4.300 millones desde el verano de 2014.
El verano dejó un aumento del 9% en el empleo del sector turístico.
Baja en 17,7% turismo receptivo y se eleva 14,4% el interno.
¿Estás de acuerdo con medir el éxito y reducirlo a números? Deja tu comentario.
Miguel Ledhesma
Kommentare