Muchos periodistas y blogueros creen que si un destino o empresa los invita con todo pago, que están obligados a hablar bien y resaltar lo mejor que tienen. Y para hacerlo sin culpa, consideran que al aclarar al final de la nota que “la invitación y los gastos corrieron por cuenta de ...” se queda bien con dios y con el diablo, se pone en evidencia la situación al lector y no se pierden próximas invitaciones.
Desde ya cualquier código de ética periodística rechaza y sanciona estas prácticas. El código de Ética de las y los Periodistas Turísticos (2016) plantea en el artículo 47 que “...en el caso de participar de viajes de prensa, fam press, press trip o cualquier viaje al que es invitado por un ente gubernamental o empresa, dejar siempre bien en alto los valores periodísticos: el equilibrio informativo, la crítica honesta y la búsqueda del bienestar social y democrático por sobre todas las cosas”. Y el artículo 48 aclara: “No aceptar contratos de publicidad que impliquen la creación de una noticia o la realización de una entrevista con objeto de satisfacer intereses de una persona, una empresa o cualquier otra entidad”.
Miguel Ledhesma
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